¿Un aporreadillo michoacano o un chilpachole de Tabasco?, ¿o mejor una enorme tlayuda o un pequeña memela de Oaxaca?, ¿un beso totonaca o agua de xoconostle? Estas y más opciones culinarias se hicieron presentes en la capital mexicana en un fin de semana lleno de tradiciones y mucho comida. Aquí dejamos algunos recuerdo fotográficos para ir abriendo el apetito para el próximo año.
Ciudad de México, 2 de diciembre (SinEmbargo).– El fin de semana pasado se llevó a cabo uno de los eventos gastronómicos más importantes del país, ideado por el Conservatorio de la Cultura Gastronómica Mexicana (CCGM) en conjunto con algunas instancias del Gobierno Federal y otras organizaciones.
Sin embargo, la parte más importante –y esencia del Foro Mundial de la Gastronomía Mexicana– fue la presencia de múltiples manifestaciones culinarias de estados del país y algunos países invitados, que tenían la particularidad de estar representados por sus cocineras locales.
Así, desde Veracruz hasta Chihuahua, pasando por Chiapas y el Michoacán, los antojitos, platillos, postres y bebidas típicas desfilaron por el Centro Nacional de Arte (Cenart), en la Ciudad de México.
En una entrevista previa con Mundano, Gloria López Morales, presidenta del CCGM explicó que este Foro es la acción más importante que desde hace cuatro años llevan a cabo para promover la gastronomía mexicana y entregar un reporte a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, en inglés) luego de que nombrara a la comida nacional como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Al respecto, la chef Margarita Carrillo, dijo a este medio que “este no es un premio que cuelgues en la sala de tu casa y ahí se quede, es un compromiso que el pueblo y el Gobierno de México hicieron con UNESCO de rescatar, salvaguardar y promover nuestra cocina tradicional. Este foro cumple con ese requisito que nos pidieron y cada año tenemos que hacer un reporte a la organización de todo lo que se hizo. Aquí no estamos apoyando a las grandes empresas sino a los pequeños productores que están haciendo un esfuerzo muy importante para poner productos de calidad en el mercado de la gastronomía tradicional de México”.
“Una parte muy importante es el de las cocineras tradicionales, vienen de todo México para cocinar directamente y que el público pueda probar de sus manos los platillos, el beneficio económico va 100 por ciento para ellas. Pueden platicar, conocerlas, son mujeres muy involucradas en lo que les tocó hacer, de portadoras de una tradición culinaria importantísima”, cuenta Margarita Carrillo.
Además, en un foro de los Estudios Churubusco se montó una gran cantina con bebidas totalmente mexicanas en donde se encontraba el vino de Ensenada, cervezas de Guadalajara, pulque de Hidalgo y otras bebidas de maíz y cacao, para la degustación y disfrute de los presentes.
En esa misma área se podían adquirir paletas de aguacate, semillas, otros licores y sí, más comida.
Los cuatro días de duración del festival se pudo disfrutar además de la comida de las cocineras tradicionales, la venta de productos orgánicos como quesos vegetarianos, jaleas de champagne o sal de mar pulverizada con jamaica, entre otras cosas.
También había un área de food trucks y de invitados internacionales, así como venta de artesanías.