Muy cerca de las primeras cosechas, cuando los elotes tiernos adornan la milpa, cuando nuestros campesinos recorren sus campos agradeciendo a la naturaleza el regalo para sus familias, surgen los ritos ancestrales de corresponder a los señores de los aires.
Son reales y están vivos; los ritos de agradecimiento, como los propiciatorios, de elevación espiritual y contacto con el inframundo son producto de la cosmovisión de nuestras comunidades nahuas, que en su profundo respeto y amor a la naturaleza, ofrendan y rinden culto a los elementos cuyos nombres se mencionan una y otra vez en sus actos de veneración: Tlalli, la tierra; Ehecatl, el viento; Atl, el agua y Tetl, el fuego.
Para ellos cada uno de los elementos tiene vida, porque lo vivo responde y da muestras de su existencia, como los productos que la naturaleza les brinda: una cosecha sana y un chiquihuite colmado de tortillas, su pan de maíz, producido por Tlalli, regado por Atl gracias a las nubes que Ehecatl, el viento, transportó hasta la milpa para que después de la cosecha fuera cocinado por Tetl.
Si bien los elementos nos brindan todas sus bondades, también pueden causar grandes calamidades en las siembras, la salud y hasta en el ánimo de las personas; todo depende su respuesta a los hombres, por eso hay que mostrarles respeto y veneración.
A partir del 15 de agosto y hasta la víspera de San Miguel Arcangel, en la comunidad de Cuentepec, 30 solares familiares, poseedores de las piedras sagradas donde habitan los aires o señores de las lluvias, serán el escenario del los huentles u ofrenda a los aires, donde las familias, guiadas por el Tlapatike, curandero principal, con una diferencia de dos días, colocarán ofrendas de comida (tamales de tres tipos, mole verde y tepache) flores de San Miguel en pequeñas figuras y un collar, pulque y un tamal (comida especial para los aires) que contiene la cabeza de un gallo con el pico relleno de tabaco, que se coloca frente a la piedra sagrada. Los alimentos tienen que quedar listos en la madrugada, para dar inicio al ritual de la ofrenda que el Tlapatike realiza. Mientras los señores del aire comen, ningún miembro de la familia debe verlos o corren el peligro de enfermar de un mal aire. Ya como a las siete de la mañana, la comida es repartida entre la familia, que los consumen tranquilos de haber cumplido su deber para con los aires.
Agradecemos al maestro Sergio Martínez el maravilloso testimonio de su fotografía.
FOTO: Ofrenda o huentle de agradecimiento a los señores del aire, con su piedra sagrada, en Cuentepec, Morelos. Foto cortesía del maestro Sergio Martínez.